Un día de vendimia en Bodega Luberri

Hoy termina el 2019 y hacemos balance del año con un recuerdo que nos lleva al mes de octubre, un día de esos de otoño que en el centro del día recuerda a la tímida primavera, una jornada de vendimia en Bodega Luberri situada en pleno corazón de la Rioja Alavesa.

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Amanece un nuevo día y tras recorrer varios kilómetros por carreteras secundarias desde Logroño, llegamos a Bodega Luberri, una pequeña bodega situada en la localidad de Elciego, que después de La Guardia es el municipio de la Rioja Alavesa con mayor superficie de viñedo.

La bodega lo tiene todo preparado desde bien temprano y los vendimiadores están a pie de viña esperando instrucciones para empezar la jornada. Tímidamente va saliendo el sol y la uva no se hace esperar, llegan los primeros tractores y uno a uno van recibiendo en su remolque lo que cada vendimiador recoge en su espuerta.

Cerca de una veintena de personas a las que nos sumamos para recoger ese maravilloso fruto de la viña; una experiencia muy recomendable para conocer el vino desde su nacimiento y así valorar todo el trabajo que hay detrás, ah! no olvidemos que la vendimia viene precedida por los meses que pasan entre una cosecha y otra y donde los cuidados son muy rigurosos para que esta llegue a su máximo esplendor en óptimas condiciones. No cabe duda de que es una labor satisfactoria y hasta divertida como actividad eventual, pero duro, ¡muy duro!, cuando se conoce la realidad que hay detrás de cada botella de vino.

La jornada transcurre y nos vamos a bodega detrás de un tractor para ver como entra la uva a la cinta donde son seleccionadas los mejores racimos y donde se eliminarán aquellos que no pasen los controles de calidad. Todo va sobre lo previsto comenta el artífice de todo esto «Don Florentino» fundador de este proyecto familiar que pese a sus años, sigue al pie del cañón como el primer día rodeado de su familia, que trabaja sin descanso en estos días de intenso trabajo.

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Paramos, pero sin parar, nos espera un tentenpié bien merecido por el trabajo realizado hasta el momento para coger fuerzas y continuar hasta la hora de comer. Un boletus que ha traído un vecino, ¡qué boletus! ni en los mejores mercados de abastos encontraríamos algo igual, carpaccio dicen, vamos a preparar un carpaccio de boletus crudo con un buen aceite de oliva virgen extra de casa, elaborado también con olivos propios y cuya pequeña producción es para consumo propio. ¡Exquisito! no cabe duda de que fuera de las urbes todo es más saludable y más natural, y estar el campo con un buen boletus y tener la posibilidad de acompañarlo con el nuevo blanco de la bodega,  Las Salinas ZuriFlorus de Luberri, es algo que difícilmente podremos olvidar. Pero dejemos de deleitarnos con él recuerdo y volvamos al trabajo que como bien nos dicen es hora de volver al trabajo y ganarse la comida.

Aunque los tractores van y vienen nosotros ya nos quedamos en bodega para ir viendo todo ese viaje que realiza la uva por el interior, primero el despalillado proceso en el que las uvas se separan del racimo y las hojas, para pasar a continuación por un proceso de estrujado, un proceso que hoy día se realizar de manera mecanizada y que aplastara suavemente las uvas para extraer el mosto. Es lo que antiguamente se conocía como el “pisado” de la uva y que ahora se realiza con máquinas.

En el caso de los  vinos blancos, tras el estrujado se pasa al  prensado, para extraer todo el mosto por presión. En el caso de los tintos que es lo que acontece después del estrujado se prepara todo para dar lugar al proceso de maceración y remontado.

Y en este punto no acercamos al choco para disfrutar de una comida entre amigos, todo listo, patatas a la riojana de primero y de segundo unas chuletas de lechal hechas con sarmientos dignas de un Masterchef de campo que regadas con un Luberri Monje Amestoy Reserva saben mejor.

Llego la hora de volver a la capital, la hora de marchar con la satisfacción y con el buen sabor de haber disfrutado de una jornada única, una vivencia que nos ayuda a entender mejor a nuestros productores.

Muchas gracias por este día en el que nos hicisteis sentir parte de la Familia Monje Amestoy, por vuestro entusiasmo, por vuestra generosidad y por vuestro buen hacer

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