Las Salinas, el blanco de la experiencia

Bodegas Luberri, un proyecto de vida para expresar una manera de entender el vino.

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La ubicación y orientación de un viñedo es determinante para el vino resultante. Tanto como la variedad de la uva y el suelo del que se nutre la vid. Las Salinas de Bodegas Luberri es el vino que mejor lo ejemplifica, un vino singular de Rioja. Pero cómo este vino llegue a ser único depende de otro elemento, el viticultor. En la viticultura española pocos pueden contar con la experiencia de Florentino Martinez Monje, a la cabeza de Bodegas Luberri. El viticultor es quién sabe ver el potencial de los lugares, de la tierra y de qué le puede pedir a esta.

Nos vamos con él al complejo Lagunar que hay en Laguardia (Álava), a la finca Carravalseca, para entender el origen de este vino. Allí nos espera una vista impresionante de esta tierra de vinos con dos lagunas naturales rodeadas de viñas viejas con uva viura y malvasía.

Las Salinas con Laguardia y la Sierra de Cantabria de fondo


Su caldo se llama Las Salinas, porque las lagunas se secan y se convierte en una salina, una capa de sal que alcanza a los viñedos aportando un punto de salinidad al vino. La influencia de la cercana sierra de Cantabria empuja la salinidad a las hojas. Un amigo gallego cuando vio la finca dijo que eso era como el mar que a ellos les da salinidad a sus vinos.

El último toque del vino lo adquiere en la bodega, en Elciego, muy cerca de las viñas. Allí el vino fermenta durante 45 días en barricas de roble francés que le dota de cuerpo y elegancia en boca.